Ya lejos queda el mes de junio cuando después de darle muchas vueltas decidí prepararme este maratón teniendo en cuenta que me quedaba una preparación larga y con el verano por medio. Lo afronté como un reto personal, correr mi tercer maratón en este año 2011 tras Barcelona y Madrid. Alrededor de la 2ª semana de agosto empecé a entrenar con el objetivo de llegar en plena forma al 20 de noviembre, fecha inicial de la prueba que finalmente se retrasó al día 27 de noviembre debido a las Elecciones Generales. Teniendo un plan específico para el maratón, me propuse seguirlo fielmente hasta la carrera. Debo decir que no siempre fue fácil. Días duros de rodajes en solitario, días de series largas, cortas, cuestas, días de calor, de frío, con viento, con lluvia, … no importaba cómo, ya lo tenía decidido. Además, los compañeros me han acompañado en muchos de esos entrenamientos con lo que todo ha sido un poco más llevadero. Gracias a todos. Poco a poco y conforme iba llegando la fecha me iba encontrando mucho mejor. Un par de Medias Maratones y La Volta a la Foia, junto con los rodajes de 30 km. me hizo llegar con confianza al día señalado.
Los días anteriores a la carrera comí mucha pasta para cargar el cuerpo de carbohidratos, combustible necesario para las pruebas de fondo. El sábado 26 salí para Valencia y, tras un viaje corto, llegué a media mañana a mi destino. Alojamiento en el hotel y a la Feria del Corredor a recoger dorsal y bolsa del corredor. Me tocó el nº 1267, en el cajón de salida sub-3h30´. Tras hacer las fotos de rigor de la meta y ambiente en general, me dispuse a comer más pasta de las raciones que daban en la Pasta Party. Tras llenar el estómago con más pasta, me fui a descansar a la habitación. Allí, analicé el recorrido y visualicé la carrera una y otra vez. Mi intención era hacerlo bien, sabía que llegaba en buen estado de forma porque los tiempos en series y rodajes y pulsaciones eran mejores que para Barcelona. No obstante, tenía mis dudas, ya que llegar con ciertas garantías al final es complicado.
Llegó el día. Me levanté temprano, desayuné unas cuantas barritas de cereales y me puse la equipación. Ya en la zona de salida empecé a calentar media hora antes. Cada vez se veía más gente, todo el mundo con muchas ganas y gran ilusión. A falta de unos minutos me coloqué en el cajón de salida y conforme llegaba la hora los atletas más impacientes se ponían. Mientras tanto, visualicé la carrera por última vez y esperé como los demás al pistoletazo inicial. Tenía claro el ritmo a seguir. Primero con tranquilidad y luego ya veríamos.
Ambientazo total en la salida y arrancamos a correr. Primeros kilómetros de nerviosismo hasta que el paquete se fue estirando. Gran cantidad de público animando a todos los corredores. Intenté encontrar mi ritmo en estos kilómetros iniciales, aunque las sensaciones no eran muy buenas. Siempre me pasa lo mismo. Pero conforme pasaba el tiempo mejor me iba encontrando. Sin olvidar nunca beber en los avituallamientos, la referencia que tenía con respecto a Barcelona era unos segundos mejor en el km. 10. Poco a poco el grupo se fue estirando y ya podíamos correr todos sin molestarnos los unos a los otros. En el km. 15 y tras pasar por el casco antiguo de Valencia me di cuenta que mis referencias son un poco mejores que en el último maratón. Voy bien, pero todavía es pronto. Voy notando que voy más deprisa manteniendo bien las pulsaciones. Entonces, a partir del km. 18 empiezo a dejarme llevar por sensaciones y van pasando los km. hasta la media maratón y veo que voy más o menos 2 minutos mejor que en Barcelona. Tengo que echar un poco el freno ya que me paso de rápido en los siguientes kilómetros e intento concentrarme en lo que me queda. Pasan los kilómetros y estoy llegando al km. 30. Siento que voy bien y que estoy progresando poco a poco. Voy pasando a muchos corredores y eso es buena señal. Pero ahora queda lo realmente duro. Aquí empieza la carrera, no importa cómo lo hayas hecho antes. Estoy llegando al km. 32 y mantengo el ritmo, pero siento un aviso en los gemelos. Mucho ojo cómo hago la pisada y me concentro para mantenerme erguido y hacer lo mejor posible el gesto en carrera. Llega el km. 33, empiezo a pensar en lo que me queda y sigo manteniendo el ritmo vivo. LLegando al km. 35 otro aviso en los gemelos. Temo que mis piernas no aguanten y aparezcan los calambres. Cada vez me va costando más mantener el ritmo, pero tengo fuerzas para seguir. A estas alturas muchos corredores van desfondados, prácticamente clavados, el público nos anima a todos… Los kilómetros pasan muy despacio. Otro aviso en el km. 38 en los gemelos. Decido no forzar y mantener el ritmo hasta casi el final. Ya quedan pocas fuerzas. Llega el km. 40, todos los corredores vamos al límite. El público anima un montón. Alguien grita mi nombre y eso me da un subidón de adrenalina y a partir de ese momento, decido ponerme a tope. Llega el km. 41, las calles están llenas de gente aplaudiendo a todos. Ya voy totalmente encendido y sé que llego a meta seguro. Me exprimo al máximo estos últimos metros y llego al km.42 y encaro la recta de meta. Me vacío totalmente en una llegada espectacular sobre la plataforma montada en las piscinas de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y cruzo la línea de meta. Levanto los brazos y ¡por fin he llegado!. ¡Lo he conseguido! Estoy cansado pero realmente contento. Todo el trabajo y la constancia de semanas anteriores ha dado sus frutos. Ahora toca recuperarse y disfrutar del reto conseguido.
Saludos y nos vemos en el próximo Maratón de Barcelona.
Trino Damián Marco Canales 3:17:48