LLegamos a Finestrat, a la Font del Molí donde se inicia el ascenso y como nosotros mucha gente había pensado lo mismo, en torno a las 9:00 de la mañana la gente comenzó a subir, unos por el corredor o “torranchera” y otros por la cara norte. Nosotros comenzamos el ascenso por la torranchera y para nuestra suerte sin viento y con un tiempo espectacular, un día completamente despejado sin una nube; disfrutamos de unas vistas fantásticas. Decir que mientras subimos compartimos la ascensión con unos chicos de Valéncia para quienes era la primera vez que subían el pico y les estuvimos explicando las diferentes vistas y poblaciones que tenían ante sí. Era un día tan despejado que se veía Tabarca con claridad.
Nos acercábamos a cima cuando comenzamos a vislumbrar pequeños neveritos que quedaban de la nevada de los días anteriores y el frío se hizo más intenso y se acrecentó aún más cuando coronamos la cima y notamos el viento gélido que provenía de Aitana, todavía colmada de nieve y para nuestra satisfacción comprobamos como la cara norte del macizo estaba repleto de nieve.
Así lo comprobamos al bajar, estaba de nieve como nunca, tanto que tuvimos que mantener la precaución en algunos tramos porque estaba ya tan pisada que se había convertido en hielo. Las imágenes eras fantásticas, y lo mejor fué la cervecita y la croquetas caseras del restaurante de la Font del Molí cuando terminamos la actividad… ¡Hasta otra!